La contaminación del aire: nuevo factor de riesgo para la demencia con cuerpos de Lewy

Un estudio publicado en la revista Science en septiembre de 2025 ha identificado la conexión entre la contaminación del aire y la demencia con cuerpos de Lewy (DCL). La investigación señala que la exposición prolongada a partículas finas en suspensión, conocidas como PM2.5, podría favorecer el desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa.

Las PM2.5 son partículas microscópicas que provienen principalmente del tráfico, la industria y la quema de combustibles que pueden penetrar en los pulmones y alcanzar otros órganos, como el cerebro.

El estudio se apoyó en varias líneas de investigación. En primer lugar, se analizaron los datos de más de 56 millones de beneficiarios de Medicare en Estados Unidos durante 14 años. Los resultados mostraron que quienes vivían en áreas con más contaminación presentaban un mayor riesgo de ser hospitalizados por enfermedades relacionadas con la acumulación de alfa-sinucleína, la proteína característica de la DCL. Ese riesgo resultó más alto en personas con demencia con cuerpos de Lewy o Parkinson con demencia que en quienes padecían Parkinson sin deterioro cognitivo.

En paralelo, se realizaron experimentos con ratones. Los animales expuestos a PM2.5 durante meses desarrollaron atrofia cerebral, problemas de memoria y acumulación de proteínas tóxicas. En cambio, los ratones modificados genéticamente para no producir alfa-sinucleína no mostraron estas alteraciones, lo que confirma el papel clave de esta proteína.

Finalmente, al comparar la actividad genética en ratones expuestos a la contaminación con la de pacientes humanos con DCL, se encontraron notables similitudes, sobre todo en genes relacionados con la respuesta inmunitaria.

Los autores concluyen que la contaminación atmosférica por PM2.5 no solo afecta al sistema respiratorio y cardiovascular, sino que también puede dañar el cerebro y contribuir a la aparición de la demencia con cuerpos de Lewy. Aunque el estudio tiene limitaciones —como el uso de datos de hospitalización o las diferencias entre los modelos animales y la exposición humana—, los resultados son consistentes.

Estos hallazgos refuerzan la importancia de las políticas de reducción de la contaminación como parte de las estrategias de prevención de enfermedades neurodegenerativas y abren nuevas vías de investigación sobre la DCL.